Tras las
elecciones del próximo domingo en el Parlament de Catalunya y una vez "la
voluntad del pueblo" se haya manifestado de forma plebiscitaria, la nueva
mayoría resultante de los comicios elegirá al President de la Generalitat, que
formará su nuevo gobierno. Será responsable de la liquidación de las
cuentas públicas de este año y será entonces cuando los catalanes y catalanas
podremos analizar, sin estridencias ni envoltorios protectores, el balance
político y económico de dos años de gobierno de CiU con el apoyo económico del
PP. Se definirán las estrategias para esta " Nueva Catalunya "que, dicen, tanta gente desea; y
el Parlamento decidirá qué marco institucional se quiere impulsar y con qué
nivel de consenso se pretende obtener.
Se despejarán dudas sobre la oportunidad del
proceso electoral impulsado y, si la cuestión nacional de Catalunya queda ya definitivamente
situada en el ideario catalán, a partir del lunes se deberá trabajar para salir
de la crisis con equidad social y
equilibrio territorial. Y para superar la crisis con autoridad y solvencia
habrá que recuperar consensos y
complicidades. Si el resultado electoral fortalece el nacionalismo como
opción política, sin clarificar nada más, esta sacudida a que se ha sometido a
los catalanes y catalanas no habrá sido útil para el progreso económico y
social de Catalunya.
Hay que tener mucho cuidado con las estridencias
exhibidas por algunos políticos, porque no hay proyecto político, económico o
social que tenga futuro si se fundamenta en la queja continua y, en consecuencia, justifica la inacción en base a centrifugar
culpabilidades. Este estilo de hacer política que sufrimos en Cataluña no
aguanta ningún tipo de comparativa internacional. Es único e irrepetible y
sería deseable que se acabara el lunes, con el fin de oxigenar el espacio
público y construir con sensatez un
proyecto de país con una generosidad amplia que generara consenso social y
evitara el rechazo de nadie. Una vez resueltos los temas identitarios, la gente
honesta que quiere vivir dignamente, mayoritaria en Cataluña, precisa de un gobierno que le ayude a superar las
dificultades de la crisis actual y le posibilite, con efectividad, un futuro
mejor.
Los partidos políticos catalanes dejarán los
envoltorios que disfrazan las realidades, calificadas de “excepcionales",
y deberán definir sus políticas en el espacio conservador o socialdemócrata. No
hay mucho más. Cuando el nacionalismo catalán deje de ser motivo de hacer
política porque se haya ejercido el derecho a decidir, el espacio a conquistar
por CiU corresponde ideológicamente al PSC. Así puede entenderse toda la
estrategia diseñada por los expertos en comunicación de CiU, que se apropian
del país y que parece que tengan como objetivo hacer desaparecer al PSC. Ganar
al adversario es lícito, pero menospreciar la pluralidad de este país y querer
su eliminación es indigno, y no se debe permitir. Por ello, el PSC debe ser
nuevamente una fuerza política determinante para Cataluña, y estas elecciones
deberían suponer el inicio de su recuperación.
A partir del lunes, habría que recuperar los
modales y las formas en política, dejar ya de buscar culpables para justificar
inacciones de gobierno y empezar a actuar. A trabajar, a pesar de los pocos instrumentos de que dispone la
Generalitat, para combatir las acciones desmesuradas impulsadas por las
instituciones y grupos de presión financieros y especulativos europeos,
españoles y también catalanes, que tras forzar a familias e instituciones a
endeudarse sin límites para impulsar el crecimiento, ahora nos provocan
recesión económica y miseria colectiva. Las entidades financieras y las
agencias de información economicas on quienes realmente
condicionan la vida de la gente.
Las naciones de Europa, comandadas por partidos
conservadores, han renunciado a desarrollar instrumentos financieros públicos
en pro de los privados. Lo importante no era emprender actividad productiva,
sino permitir la acumulación de capital en pocas manos. La economía de mercado ha quebrado ética y moralmente. Si queremos
una "Nueva Catalunya en Europa", el Gobierno de la Generalitat debe
construir un país más libre, impulsando un marco regulador "propio"
en cuanto a políticas económicas, financieras y fiscales, para dar seguridad y
confianza en el futuro a la gente que vive en Catalunya.
¿Qué haremos el lunes?
Josep Maria Sabaté i Guasch
Cataluña Press 22 de noviembre de 2012